jueves, 10 de marzo de 2011

Clara Campoamor: La película en La Primera

Menos mal que existe un día dedicado a la mujer en el que es políticamente correcto y "forzado" quitar telarañas, limpiar el polvo y descubrir en los confines de las filmotecas, hemerotecas y todas aquellos espacios cuyo nombre termina en "eca"  material que resalte la historia de la lucha de la mujer por un mundo más justo.
Gracias a esto, pudimos disfrutar ayer de la historia de Clara Campoamor, una vida por tanto tiempo ignorada y olvidada. La historia de una mujer que defendió sus ideales, principios, ética y moral a un precio que le costó el exilio político. No entendió de estrategias para ganar más votos ni de la ley del silencio de pensamientos propios que exige la disciplina de partido, de lo único que entendió fue de defender los derechos de la mujer por encima de cualquier cosa.
Al final de la película, dediqué unos minutos para reflexionar lo poco que ha cambiado el sistema político y de gobierno a través del tiempo y por encima de Repúblicas y Estados Monárquicos. La consigna de los partidos (ninguno en particular sino todos en general) o más bien de los que ocupan los cargos más altos sigue siendo "habla solo cuando yo te lo mande, y nada más que lo que nos convenga en ese momento", de manera que aquellas personas que mantienen firmes sus convicciones y de verdad luchan por los pensamientos de todos los militantes "de base" sin preocuparles si esto estratégicamente conviene, sean tachados de subversivos y condenados a ser relegados en puestos cada vez más humildes y  ámbitos cada vez más reducidos. Tal vez si la postura adoptada por los "mandamases" fuera defender lo que han prometido, mantenerse fiel a sus ideales y no "bailar el agua" en determinadas situaciones, las personas de a pie, confiarian mucho más en ellos, los apoyarian con más convicción y no terminarian haciendo popular el tan repetido pensamiento de que "da igual a quien votes porque al final todos son iguales".




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